domingo, 21 de septiembre de 2008

CUANDO DI CESARE TRAJO A PERGAMINO EL PRIMER OMNIBUS GASOLERO

 

En el año 1948, aproximadamente en Febrero, trae a Pergamino el primer ómnibus que funcionaba a gas oil para reemplazar al antiguo 23 que ya tenía unos años encima y poca capacidad. Este ómnibus era un Aclo Regal III importado de Inglaterra y fue carrozado en la Capital Federal por la fábrica de carrocerías Gerónimo Gnecco ubicada en calle Sucre 3668 (Gnecco el “Maradona” de los carroceros en la Argentina).

El ómnibus en cuestión era frontal y su aspecto similar al de un tren diesel, con su caja de cambios semiautomática y en su paragolpes trasero tenía un cartel que expresaba: “Frenos a aire, mantenga distancia de 20 metros”. Era todo un adelanto tecnológico para esa época. Así también era difícil encontrar en esta localidad un mecánico que entendiese de motores diesel, y de la caja de cambios, ni hablar.

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El Aclo Regal III Modelo 1947 (Puede observarse sobre el techo que aún los carrozaban con portaequipajes).

Este ómnibus tenía una capacidad para 38 pasajeros sentados y un amplio pasillo donde podían viajar hasta tres pasajeros parados a la par, ya que a esta unidad se la había hecho fabricar con los asientos de un tamaño reducido para que pudiesen entrar más pasajeros (como hicieron cuando agrandaron al taxi – colectivo).

Una vez le contaron los pasajeros que llevaba y no podían creerlo, había 110 pasajeros con boletos vendidos sobre el mismo.

Como todo hecho esto tenía una explicación, en aquel entonces cada propietario de colectivo u ómnibus se quedaba para sí el 80% de la recaudación que hacía, aportando a la empresa el 20% restante.

Como los otros colectivos eran viejos, de poca capacidad y se rompían con frecuencia, a veces fallaban hasta 2 horarios corridos.

Ahí llegaba el Aclo con su amplia capacidad y cargaba todos los pasajeros que esperaban poder trasladarse.

Mientras los otros colectivos usaban en sus ruedas duales traseras las cubiertas recapadas o recauchetadas este Aclo siempre usó neumáticos nuevos, ya que por el excesivo peso que debía transportar no le aguantaban las otras cubiertas. A este ómnibus los pasajeros que viajaban a diario en él lo habían bautizado como “culo y medio” ya que por lo reducido de sus asientos dicen que entraba uno sentado sobre sus dos nalgas y el otro en una sola.

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